sábado, 29 de noviembre de 2014

EL KRAUSISMO EN ESPAÑA. PRINCIPIOS TEÓRICOS Y SEGUIDORES

El krausismo es un movimiento filosófico ideado por Karl Christian Friedrich Krause (1781-1832) que se fundamenta en la combinación del teísmo y el panteísmo. El teísmo es la creencia en Dios, y el panteísmo es la creencia de que Dios y el universo son lo mismo. Krause desarrolló la idea de que el mundo forma parte de Dios y se realiza a partir de él, estableciendo una unión entre religión, filosofía y ciencia.
Respecto al modelo educativo, propone que la formación abarque la totalidad de los aspectos intelectuales,  realizándose en contacto con la naturaleza y al margen de cualquier influencia religiosa.
El introductor de las ideas krausistas en España fue Julián Sanz del Río, quien tuvo una influencia extraordinaria en los medios universitarios, al tiempo que encontró gran oposición en los ambientes más tradicionales. Esta confrontación dio lugar a importantes polémicas, las llamadas “cuestiones universitarias”, que culminaron con la separación de sus cátedras de varios profesores universitarios.
En realidad, más que una filosofía el krausismo español fue un estilo de vida que proponía sustituir la tradicional religiosidad española por una moral austera, el cultivo de la ciencia y una religión semisecularizada. Consiguió agrupar a la izquierda burguesa liberal en un complejo movimiento intelectual, religioso y político, defensor de la racionalización de la cultura española.
Sus partidarios realizaron importantes aportaciones en temas relacionados con las ciencias sociales, el derecho y la pedagogía, promoviendo un importante movimiento de educación popular que cristalizó en la fundación de la Institución Libre de Enseñanza.
Al margen del pensamiento oficial escolástico y del propio Estado, comienza su andadura con la clara concepción del planteamiento de la enseñanza como resorte básico del cambio social. En coherencia con la tradición liberal de la que procede, propone la secularización de la sociedad, la libertad de pensamiento y de investigación, el respeto a las posiciones ajenas y la libre propagación de las ideas.
Con la perspectiva del tiempo transcurrido, hoy podemos afirmar que  desde su fundación en la segunda mitad del siglo XIX hasta su desaparición como consecuencia de la derrota de la República tras la Guerra Civil española en el año 1939, la Institución Libre de Enseñanza sirvió como catalizador de los mejores logros intelectuales de la España del primer tercio del siglo XX.
Muestra de ello es la fuerte vinculación de la Institución con importantes integrantes de la Generación del 27, que residieron en sus instalaciones y se formaron con sus criterios como Salvador Dalí, Federico García Lorca, Luis  Buñuel, o la impresionante lista de colaboradores que contribuyeron a la calidad y difusión de sus actividades: Antonio y Manuel Machado, Bertrand Russell, Henri Bergson, Charles Darwin, John Dewey, Santiago Ramón y Cajal, Miguel de Unamuno, María Montessori, León Tolstoi, Rabindranath Tagore, Juan Ramón Jiménez, Gabriela Mistral, Benito Pérez Galdós, Emilia Pardo Bazán, Azorín, etc.

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