viernes, 17 de abril de 2015

LA ENSEÑANZA COLABORATIVA. CONCEPTOS Y PRINCIPIOS BÁSICOS

La enseñanza colaborativa se puede definir como un sistema pedagógico basado en la influencia recíproca entre los integrantes de un grupo.
En este sistema, el propio procedimiento de trabajo basado en la colaboración, es tan importante como la resolución de la tarea encomendada puesto que para llegar al final del proceso, previamente habrá sido necesario negociar, consensuar y desarrollar habilidades sociales y de equipo, competencias todas ellas aplicables a todos los ámbitos de la vida.
Los primeros antecedentes históricos se remontan a la propia historia social del hombre, puesto que fue la cooperación entre los hombres primitivos una de las claves de su evolución, y las referencias a la necesidad de la colaboración entre iguales para un mejor aprendizaje se pueden encontrar en los testimonios escritos más antiguos de los que podemos disponer.
Los métodos de Sócrates en la Grecia clásica involucrando a sus discípulos en los discursos, los de Séneca en los tiempos del Imperio Romano o el sistema gremial de la Edad Media que enfatizaba el trabajo conjunto de los aprendices en pequeños grupos, pueden ser ejemplos de antecedentes de la colaboración como método de enseñanza.
Pero no es hasta siglos posteriores, con la aparición de las primeras tendencias pedagógicas, cuando se abordará el aspecto grupal de la educación de manera más consistente. En concreto, el checo Juan A. Comenio, a quien que se considera precursor de la didáctica moderna, es el primero en introducir en el siglo XVII, conceptos y métodos que preparan el tránsito de la enseñanza individualizada a la enseñanza basada en grupos.
Desde ese momento hasta nuestros días muchas han sido las aportaciones de importantes estudiosos de la pedagogía en el planteamiento y el desarrollo de métodos basados en la colaboración entre estudiantes. Destacamos dos: la del norteamericano John Denwey, considerado el creador de la denominada “Escuela activa”, que desarrolla un proyecto metodológico de instrucción, en el que se promueve el uso de los grupos de aprendizaje colaborativo, del que se deriva la comprensión del individuo como una parte de la sociedad, que necesita ser preparado con la finalidad de hacer aportaciones a esa misma sociedad a la que pertenece; y la del psicólogo ruso Lev Vygotsky autor de la teoría socio-cultural del lenguaje que defiende que aprender es una experiencia de carácter fundamentalmente social en donde el lenguaje juega un papel básico como herramienta de mediación, no sólo entre profesor y estudiantes sino también entre compañeros. En este sentido, observa que los estudiantes aprenden cuando tienen que explicar, justificar o argumentar sus ideas a otros y que incluso pueden tener más éxito que el propio profesor para hacer entender ciertos conceptos a sus compañeros.
La naturaleza social del hombre que ya postulaba Aristóteles parece ser la mejor justificación para el planteamiento de la experiencia de aprender en colaboración con otros, cuya puesta en práctica requiere el planteamiento de técnicas y métodos que van mucho más allá que la simple agregación de individuos en un grupo para trabajar conjuntamente.
En primer lugar se requiere la formación del equipo de trabajo  con un criterio que permita la máxima interacción entre sus miembros para que surja el aprendizaje. La colaboración, por tanto, implica la interacción entre dos o más personas para producir conocimiento nuevo, basado en la responsabilidad por las acciones individuales en un ambiente de respeto por los aportes de todos y un fuerte compromiso con el objetivo común.
El aprendizaje así planteado, se basa en la actividad de cada uno de los miembros del grupo que colabora en la construcción del conocimiento y el aprendizaje de todos en un colectivo no competitivo. Es el grupo el que decide cómo realizar la tarea, qué procedimientos adoptar, cómo dividir el trabajo y las tareas a realizar.
El papel del docente será el de concienciar a los alumnos de las competencias que tienen la oportunidad de desarrollar, además de establecer una serie de estrategias que planifiquen la experiencia educativa.
Es conveniente establecer reuniones de seguimiento del trabajo, que permitan al profesor detectar desde el primer momento los problemas que se puedan plantear, pero siempre con la idea de que forma parte del proceso de aprendizaje la resolución de conflictos por parte de los propios alumnos, tarea que les dotará a medio plazo de mayores habilidades para la negociación y autoestima. La supervisión debe ser permanente, pero la intervención ocasional y no continua, expresando el profesor su confianza en los alumnos para la resolución de los conflictos que se pudieran plantear y, en todo caso, sugiriendo estrategias para evitarlos.
En cuanto a la formación de los grupos es muy importante la estructura horizontal de sus miembros evitando tanto alumnos con excesivo protagonismo como los que no participan, para lo que es una buena estrategia hacerles sentir la responsabilidad de su participación en el equipo para el éxito de la tarea mediante la asignación de roles únicos e indispensables dentro de él. El hecho de que la valoración del resultado del trabajo del grupo sea la misma para cada uno de sus integrantes facilita la cohesión entre sus miembros. En resumen, la formación de los grupos de trabajo debe fomentar la responsabilidad individual de sus miembros en un marco de interdependencia positiva.
Queda por añadir en esta exposición, el reconocimiento del potencial de desarrollo de la enseñanza colaborativa en esta nueva sociedad digital y del conocimiento que ha convertido las tecnologías de la información y de la comunicación (TIC) en uno de sus elementos vertebradores, certificando así la continuidad del método adaptado a los nuevos tiempos. En este sentido las propias (TIC) constituyen un marco apropiado de posibilidades debido a que permite las relaciones, el intercambio, la interacción y la comunicación entre los estudiantes potenciando la construcción de una cultura de la colaboración entre profesores, estudiantes y grupos, en los que se basa el método.
Una vez expuestas las características principales del método de la enseñanza colaborativa, su valoración, necesariamente, se basa en mi propia experiencia de utilización, tanto en los periodos de aprendizaje escolar y universitario como en el ejercicio profesional, en los que a día de hoy, el trabajo en equipo se presenta como una alternativa muchas veces imprescindible para poder afrontar con solvencia el desarrollo de tareas que presenten un cierto nivel de dificultad, por su extensión o por su complejidad.
Siendo, por tanto, un método que se puede asegurar que va a ser utilizado en etapas posteriores de aprendizaje y de ejercicio profesional, cobra especial importancia en las primeras etapas de aplicación, su colaboración al desarrollo de habilidades sociales, aplicables a todos los ámbitos de la vida, además de los que están relacionados con la propia resolución del contenido concreto del trabajo propuesto.
El poder experimentar las ventajas del trabajo de un buen equipo, en el que la suma de las aportaciones de cada uno de sus integrantes se ve multiplicada por efecto de las sinergias que produce el esfuerzo común bien dirigido y coordinado, permite reflexionar también sobre uno de los factores clave para el buen funcionamiento del método como es la adecuada selección de los miembros del equipo. En sentido contrario, pueden darse casos en los que algunos perfiles individuales puedan resultar inconvenientes a la hora de trabajar en un determinado grupo, por lo que también se puede llegar a la conclusión de que una mala selección de los integrantes del equipo, puede convertirse en su principal inconveniente.
En cualquier caso, las ventajas son mayores que los aspectos negativos y su buena relación con las nuevas tecnologías de la información y comunicación (TIC), permiten asegurar la continuidad de uno de los métodos de enseñanza que, como se ha señalado anteriormente, tiene sus raíces más profundas en uno de los factores clave que ha acompañado la propia evolución del ser humano, como es su comportamiento social y la colaboración entre los miembros de una misma comunidad.

  

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS         

Arteaga, F. (2006). Aprendizaje colaborativo: Un reto para la educación contemporánea. Recuperado el 10 de diciembre de 20014 en http://www.monografias.com/trabajos34/aprendizaje-colaborativo/aprendizaje-colaborativo.shtml

Maldonado, M. (2007). El trabajo colaborativo en el aula universitaria. Laurus, vol. 13, núm. 23, pp. 263-278. Accesible en http://www.redalyc.org/pdf/761/76102314.pdf

Movimiento colaborativo (2014). Las dificultades del aprendizaje colaborativo como oportunidad para desarrollar competencias. Recuperado el 10 de diciembre de 2014 http://movimientocolaborativo.wordpress.com/2014/01/04/resoluciondeproblemasenelaprendizajecolaborativo/

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